
El miedo, el amor, el desamor, la codicia, la vida y la muerte son los protagonistas de esta conmovedora y verídica historia protagonizada por Antino, joven de treinta y siete años, atractivo y vitalista, que en el momento más feliz y pletórico de su existencia le anuncian que el futuro se le acaba, y le ponen fecha de caducidad a su vida: unos pocos años, que resultarían muchos menos.
La historia, que transcurre entre una isla del Mediterráneo y Madrid, narra los cambios existenciales que van produciéndose en la vida del protagonista y en la de los que le rodean. Cambios en los que lo previsible resulta inesperado y lo impensable se presenta como algo usual.
Es fundamental considerar el trato que en la historia tiene la enfermedad.
Es sólo una siniestra y durísima excusa para recorrer un camino en el que todas las grandezas y las miserias que caben en los humanos van saliendo al encuentro del lector. El sida es la bofetada que reciben los protagonistas para despertar a la vida y a la muerte; saber acercarse a esas dos realidades (que curiosamente ignoramos en el día a día) con valentía y amor sigue siendo muy difícil.
Son los grandes temas del ser humano, su constante... vida, amor, duda, muerte; la diferencia es el modo de tratarlos.
El tema podría prestarse a la autocompasión, el desgarro, el corazón abierto...
Mantener el temple recreando al mismo tiempo el ambiente de ternura, de aceptación, de lazos impensables en otras circunstancias, es un logro que a cualquiera que se haya enfrentado alguna vez (¿y quien no?) a un sentimiento intenso de cualquier índole, tiene que interesarle.
El lector se acercará a los protagonistas contemplando, aún desde fuera, con sorpresa inicial. Luego participará sobre todo del amor pero también del dolor, de la angustia, del desprecio y el asombro ante la mezquindad que puede caber en un ¿semejante?. Y acabará sentado junto a Enriqueta y Cristina sintiendo la fuerte presencia de Antino y riendo con su complicidad ante la expresión consternada de un joven funerario.
Un firme optimismo, cargado de esperanza y alegría, inunda el ambiente que nutre los pormenores del relato. Amor y humor, a partes iguales, se reparten con generosidad en sus trazos esenciales.
Hay novelas que convierten al que se acercan a ellas en espectador, crítico, partícipe, maestro, alumno, ... pero todo al mismo tiempo sólo alguna rara vez se consigue. Y esta es una de ellas.
Elena Miranda Alas. Ediciones El Ciprés
Pues mira, ya tengo novela para este verano. Además la leeré muy cerca de ese molino y sabiendo que cualquier tarde puedo pasar a tocar el viejo piano de la abuela de Mercedes.
ResponderEliminarMágico lugar ese molino para los que lo hemos conocido en su agonía y en su renacer. Imposible sustraerse a la energía del lugar, auténtica máquina del tiempo que te transporta a otros tiempos en los que la vida transcurría al ritmo de la moldera y el azadón...
Un abrazo Mercedes y hasta pronto..
Jorge